Frigiliana, en Málaga oriental, un hermoso pueblo malagueño con calles estrechas, empinadas y de piedras. Es uno de los pueblos más bonitos de España con hermosos pasadizos, casas con terrazas y fabulosos paisajes.  Tiene algo especial que le hace sentirse como si estuviera en Grecia o Marruecos, con encantos marroquíes.

Visitar a Frijiliana es una experiencia única, no todo es Costa del Sol, encontrará gran variedad de paisajes que quedará encantada. Es la otra Málaga, la llamada Axarquía, más recóndita, exótica y auténtica. Con  un entorno paisajístico que hará que se enamore del lugar.

Podrá deleitar los deliciosos aguacates, mangos, aceite de oliva y azúcar de caña. Está en el Parque Natural de las Sierras de Tejera, Almijara y Alhama. El paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo también puede visitarlos  en esta comarca.

El río Chíllar con su afluente Higuerón discurre entre palmitos, adelfas, madreselvas y pozas, y le lleva, hasta el mar de Nerja.  Encontrará el espectacular balcón de Europa, las cuevas y los acantilados de Maro. No puede dejar de verlos.

Un pueblo marroquí en la Axarquía

Es un pueblo de paredes encaladas, buganvilias y flores por doquier. Las puertas de las blancas casas pintadas del color del mar y con una aire primaveral casi todo el año gracias a su clima subtropical.

Al visitar este pueblo creerá que está en Marruecos porque el fondo de su casco histórico es de herencia morisca. Las calles empinadas y tortuosas donde predominan los adarves, pasadizos y revellines. Podrá disfrutar de hermosas panorámicas en el Zacatín, el Barribarto y el callejón del Peñón.

Es un gran laberinto, donde las casas y sus magníficas terrazas, se solapan unas con otras, y una que otra vez  verá una mula pasar por la calle de la Amargura.

Frigiliana es tan griega como marroquí. Le ofrece la hermosa Posada Morisca. Encantadora en mitad del campo, entre montañas, en la Loma de la Cruz.  Tiene doce habitaciones con cortijos, solerías de barro, azulejos artesanales, madera, mobiliario rústico y colonial. Las estufas son de leña y las terrazas tienen vista al mar.

Además tiene piscina con tumbonas y sombrillas de paja, restaurante para comer y un agradable bar.

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Un pueblo conservador y monumental

Cuando el turismo rural todavía era una fantasía en 1982, Frijiliana obtuvo el primer premio de embellecimiento de los pueblos de España. Encalando las paredes, velando por la limpieza y conservando la arquitectura tradicional de sus revalorizadas casas. Con anchas paredes, con vigas de madera y terrazas. Dando esplendor a su guapura natural.

Su característica belleza hace que ríos de gente suban y bajen, lo que hace del pueblo una especie de plaza alegre y bulliciosa. Contribuyen a esta algarabía los bares como La Domadora y el León, templo cervecero. Café, té y tarta de queso.

Además de vistosos restaurantes como El Jardín o El Adarve. Sin olvidar el Festival 3 Culturas, donde se ofrece gastronomía, música, cultura y mucha fiesta para despedir el caluroso agosto.

No puede dejar de entonar un gloria a las berenjenas fritas con miel de caña. El choto frito con salsa de almendras, las migas y el vinillo. Son sagradas en los días lluviosos.

Aun siendo cada vez más cosmopolita Frigiliana forma parte de la España antigua. Con la manera vieja de vivir. Donde, el Viernes Santo, salen en procesión la Soledad y todas las mujeres, vestidas rigurosamente de negro y bajan calle abajo con vela en mano, haciendo el camino de la Dolorosa. O cuando llegan las Cruces de mayo, y los vecinos dan a probar a los visitantes la arropía o el gazpacho.

Es un pueblo monumental, donde verá el Ingenio, del siglo XVI. Una casa solariega de los Manrique de Lara. Orgullosos de ser la única fábrica de miel de caña que está en funcionamiento en Europa. Donde se recibe al visitante al llegar, junto a la Casa del Apero, del XVII, actual Casa de la Cultura.

Conocerá La Fuente Vieja (XVII), los Reales Pósitos (XVIII), silo para almacenar grano. La hermosa iglesia de San Antonio (XVII) y los restos del castillo árabe que fue destruido en la batalla del Peñón (XVI).

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